viernes, 1 de junio de 2018

Gran arranque del TCL en Gualeguaychú

El pasado domingo el clima hizo una pausa al otoño. El sol, aunque de
manera mezquina, se presentó como para bendecir la tan esperada
primera doble jornada del TC del Litoral (TCL abreviamos en esta
Hoja) con la presencia de 21 máquinas en los boxes y una cantidad de
espectadores que sorprendió aún a los propios organizadores. El cicuito
fue presentado de la mejor forma posible por los integrantes de la
categoría (sobre el autódromo sureño escribimos aparte más abajo).



Juan Pablo Dalcol dominó las dos finales de la clase "A" en la que hubo
estrenos de chasis, amén de reapariciones -como la del propio Dalcol- y
un debut. Alejandro Serra (Chevrolet 400) y Yamil Dubs (Chevy) fueron
los ganadores de la clase "B" que si bien presentó un vigoroso parque de
12 máquinas, sufrió en demasía con la poca confiabilidad de los motores.

Pero ese detalle es conocido cuando se habla de motores de seis cilindros.
Lo interesante fue observar la buena presentación de las máquinas, que
en algunos casos nada tienen que envidiarle a los de su "hermana mayor"
el TC Pista Entrerriano, categoría nacida precisamente a partir de la
"provincialización" de esta divisional del TCL.


DALCOL, INALCANZABLE EN LA "A"

En cuanto a la clase "A" que es el zonal con más años de vida de toda la
costa del río Uruguay, el parque se mantuvo en nueve unidades, que no
es lo máximo que podría presentar, pero es lo hoy por hoy posible. Tanto
el "Zorro" Ricardo Costa como el campeón Juan P. Farabello terminaron
sus respectivas unidades (bastante parecidas entre sí) y se incorporó un
chasis procedente de las categorías "hermanas" de la provincia de Buenos
Aires.

La terminación del chasis de Dalcol, trabajado en el GB Competición de
Gastón Bentancor por ejemplo, es impecable. Tanto que el dominio del
excampeón no sorprendió. A esto debería agregarse el motor de Luis
Tapia.

Creemos que quedan máquinas todavía sin presentarse, como la de Aníbal
Lado.

Juan Pablo, mucho más delgado y ahora con gafas que le dan un aspecto
de joven intelectual, dejó bien en claro desde la primera salida que todas
sus condiciones permanecen intactas. Y cuando llegó la hora de clasificar,
batió el récord de Gualeguaychú (1' 10" 963 a 140, 524 Km/h) dejando al
interminable Luis Romero a 241 y a Nicolás Albornoz a 416 como sus
rivales más próximos.

Sólido desde el mismo arranque de la primera final, Dalcol marcó el ritmo, el
que en vano pretendieron imitar Romero y Albornoz. Nadie perturbó el andar
de Dalcol, que se dio el lujo de regular desde la sexta vuelta.

Atrás de él, la cosa estaba más pareja. No tanto por la paridad mecánica sino
por la conductiva: alternaron buenas y malas. Mientras el líder. sin excesos de
ninguna naturaleza, acumulaba ventaja.


Inoxidable, el prócer de la categoría mete mano en el motor (el único Ford) antes de clasificar. Nos sacamos el sombrero
antes de decirlo: Señores, con ustedes... Licho Romero.




Y así tiene que ser para que sea un buen espectáculo. Si todos fuesen perfectos
tendríamos carreras muy aburridas. Juan Manuel Farabello desalojó a Licho
Romero del segundo lugar en la segunda vuelta. Albornoz era el tercer integrante
de ese trío, como quedó dicho.

Un poco más atrás, separados entre sí, Federico Soilda, Ayrton Mogni y el Zorro
Ricardo Costa. Cerraba Maxi Landaburo que por entonces no experimentaba ni
uno de los inconvenientes que lo retrasaron, y regresarían en la segunda final.

Romero recuperó el segundo lugar, Dalcol hizo cinco vueltas iniciales muy
consistentes. Hasta la tercera vuelta no era tanta la ventaja  al resto. Pero en la
cuarta, el tándem Romero- Farabello no pasó. Quedó escolta Albornoz a "una
barbaridad" de su compañero de equipo. Soldá tercero, Mogni cuarto, Costa
quinto mirando por los espejos como se le acercaba Landaburo. Y recién sépti-
mo "el viejito bueno" de esta película, Luis María Romero.

Con Dalcol inalcanzable, para la sexta vuelta el espectáculo estaba muy atrás, a
medio circuito de Dalcol. Costa había sido superado por Landaburo (en el que
fue "el giro de gloria" para el joven gualeguaychuense) y detrás de ellos, Licho
descontando terreno a lo loco.

Romero se puso sexto en la séptima ronda y fue por Landaburo. Por entonces,
el reaparecido Fede Solda había cedido el tercer lugar al debutante Mogni, que
engolosinado, pasó a descontarle décima por décima a Nicolás Albornoz (2º).

En la octava vuelta, Romero dio cuenta de Landaburo y se puso quinto. Costa
remató a Maximiliano recuperando el sexto lugar, a sabiendas que no iba a
poder recuperarse.

Del último giro vamos a recordar todo lo que Mogni le descontó a Albornoz,
si bien no le alcanzó -llegó a 9/10- redondeó un espectacular debut con podio.

Y la "primera" edición (reedición, en realidad) del duelo Solda-Romero, favora-
ble esta vez al piloto que se alejó de la categoría para brillar en el karting,
regresando al viejo amor en esta fecha. Costa entró sexto, séptimo Landaburo.

Con Dalcol largando adelante la segunda final (la que cerró el evento, a las 16)
solo quedaba preguntarse ¿Quién sería el escolta? El 1-2 del GB Competición
había sido abrumador.

Empezó con los dos compañeros de equipo tratando de escaparse. Mogni eligió
largar con mucha cautela. Tercero apareció en la primera pasada por la recta
opuesta -nuestro lugar de observación- Fede Solda, y Romero aguantaba a
Farabello, que habiendo largado en el octavo cajón, le bastó el primer kilóme-
tro de carrera para ponerse quinto a la cola de la máquina roja con motor Ford.

El único giro de toda la jornada en el que el líder Dalcol debió aguantar la
presión de su compañero de equipo fue éste. Muy pronto Albornoz entendió que
no había forma de seguirlo y se conformó con mantenerse cerca.

Solda  la pasaba mal, con los dos lobos feroces detrás, que a su vez dirimían lo
suyo. Maxi Landaburo enfiló hacia boxes, del cual no saldría. Apenas un giro
alcanzó a dar. Cerraban la hilera entonces, Costa y Mogni.

En la recta opuesta Farabello atacó a Solda, quedando cuarto en una arriesgrada
maniobra en la curva 3 o "entrada a la ese" como le dicen los pilotos. La "ese"
termina frente a la torre de cronometraje y prosigue con una corta recta.

No se detuvo ahí el furioso andar del campeón, que fue por Albornoz y en la
tercera vuelta pasó escolta, asombrándonos. Demasiado bien andaba esa máquina
teniendo en cuenta su virginialidad. Lamentablemente, el show duró solamente
siete giros y fracción.

Solda resistía los embates de Romero, Albornoz había quedado quinto. en tanto
Costa y Mogni se habían vuelto a juntar, como en la primera final. En aquella
oportunidad el combate favoreció al joven de Urdinarrain... en ésta... toda la
picardía del Zorro, como veremos.

A todo esto y con solamente cuatro giros cumplidos, Dalcol era inalcanzable.
Romero no podía con Solda, porque cada vez que salían de una curva entrando
a una recta, no podía "fabricar" la maniobra, anticipado hábilmente por "Fede".

En la quinta, volvió a fracasar el intento de Romero, con un agravante: Albornoz
les había dado alcance. De inmediato, el subcampeón "liquidó" a Romero y se
puso a la cola del muy bien presentado auto de Solda. En otro lugar del circuito.
se iba quedando Farabello, que a duras penas logró computar el séptimo paso.

Lanzados los tres a fondo llegaron a la curva 2, en la que hubo un desparramo.
De la nube de polvo emergió escolta Albornoz, subiendo nuevamente a la cinta
asfáltica en primer lugar Solda, y unas décimas más tarde, Romero.

Esa nube de polvo fue aprovecha da por Costa, que había sido sobrepasado por
Ayrton Mogni. El juvenil, sorprendido, frenó de más. El veterano lo pasó
limpito por adentro. Un golpe clave del que Mogni no pudo recuperarse. Además,
faltaban dos vueltas y media.

Dos giros pueden ser pocos o suficientes. Según como se los use. En el caso de
Luis Romero, le sirvió para recuperar el trecho que Solda le había sacado al
salir antes del pasto en la curva 2.

Más todavía, para atacar al "Fede" que muy a su pesar debió ceder otra vez el
tercer escalón del podio.

Cayó la bandera a cuadros nuevamente al apso de la máquina 15 de Dalcol, que
acumuló 23, 343 segundos de ventaja sobre su compañero de equipo tras poco
más de 12 minutos de competencia. Roemro tercero, cuarto Solda, quinto
Costa y sexto Mogni. Estos dos últimos llegaron como salieron, juntos.

No estuvo mala la primera doble de la clase "A" si soslayamos el detalle que
desde siempre ha aquejado a la misma, el escaso número de participantes.

Inútil espera de los auxiliares al póleman Matías  Icardo. El Ford se quedó sin tracción al partirse el planetario del
palier izquierdo. Llegó como pudo a boxes y se pusieron a trabajar para la segunda  final. ¡Algo tan chiquito lo había
dejado a pie!





ALEJANDRO SERRA Y YAMIL DUBS EN LA CLASE "B"


El panorama de la clase "B" pinta bien. Son pocas las divisionales en Entre
Ríos que se pueden dar el lujo de decir "No llegamos a nuestro techo aún".
Fueron doce, y todavía hay máquinas sin terminar, entre ellas un Torino.

Alejandro Serra se erigió como el piloto a batir en las prácticas. Fueron dos
tandas, que arrancaron con cierta demora. Ellos no quieren apartarse por nada
del mundo de su esquema tradicional, esto es, hacer todo un domingo a partir de
media mañana.

Siempre hay algún imprevisto, y ocurrió que ben las pruebas de clasificación, el
Ford de Matías Icardo resultó el más veloz en el cálido mediodía en el sur
provincial. Cronometró 1' 16" 147 a 130, 957 Km/h dejando segundo a 447 al
Chevrolet 400 de Serra.

Todos dieron la vuelta de precalentamiento y se ubicaron en la grilla, menos el
Ford de Icardo, que ya había salido con "un ruidito extraño" en el semieje trase-
ro, que habían revisado pero no imaginaban que podía ser el engranaje satélite,
o el planetario (que lo dejó a pie) por lo que el cajón 1 de la grilla quedó vacío.

Largaron la primera final mientras los auxiliares de Matías desarmaban el
diferencial buscando el origen de tamaña desgracia (ver collage).

Fue como abrirle de par en par las puertas del éxito a Serra, que picó tranquilo.
Joaquín Correa (Chevy) que había sido tercero a nueve décimas en la clasífica,
era escolta, seguid por Yamil Dubs con otra Chevy. Al Pato López lo iría a
superar el campeón Peretti (otras dos Chevys  más) en el  interesante pelotón
que se formó detrás de Correa-Dubs.

Más atrás Ollesch, Carmody, Reverdito...Martín López... pero el Ford negro
de Nazareno Carreras no pasaba. Lo hizo último. Se esperaba de él una gran
remontada.

Patricio López comenzó a perder rendimiento y lo fueron pasando todos,
hasta que le tocó el turno al uruguayense Martín López. Carreras, por su
parte, lejos de recuperar terreno, parecía estar más lejos todavía del pelotón.

Dubs y Correa habían invertido las posiciones en la vuelta 2, sin nadie cerca
porque lo que amagó con ser oposición quedó en promesa... hasta la próxima
fecha, porque al campeón Peretti lo dejó a pie un "bielazo" que le perforó el
block. Heredó el cuarto lugar Ollesch, que se quedó con el RV según el cronome-
traje oficial, antes de correr la misma suerte que Peretti, rotura de motor. Solo
que al veterano piloto que reaparecía en ésta, el impulsor le duró tres vueltas
más (6).

Pero como no está muierto el que pelea, el Pato López recuperó el cuarto lugar
a expensas de Martín, que había perdido casi todo en la tercera ronda. La
hermosa Chevy anaranjada quedó novena detrás del Ford de Carreras, que al
fin pareció enderezar el rumbo (octavo detrás de Reverdito).

Pasado el momento en el que Yamil Dubs pareció que le descontaba al
puntero, quedó demnostrado que éste tenía todo bajo control. Esto ocurrió en
la sexta ronda, cuando se disipó la expectativa de tener a alguien cerca de Serra
que le complique el andar.

En el interín, Carreras había perdido todo el terreno recuperado, por lo que
parecía inevitable ya un podio "todo Chevrolet".

Con el abandono de Ollesch, quedó cuarto Julián Carmody (lo venía acosando)
que tampoco podría mantener esa posición. El ímpetu de Dubs se aplacó cuando
en la séptima pasada pisó la tierra del piano externo de la curva 2, logrando
dominar el coletazo. Un claro indicio que estaba manejando mucho más rápido
de lo que la Chevy le dejaba.

Patricio López siguió recuperándose, dejando atrás a Carmody en el octavo giro.
Producto más de los retrasos que de mantener el ritmo, la "7" regresó al cuarto
lugar que había poseído al inicio. Martín López también se tomaría revancha con
el del Chevrolet 400. De esta manera 4 Chevys seguían al ganador Serra.

Julián siguió perdiendo terreno, a tal punto que Cristian Reverdito lo alcanzó y
lo superó sin problemas, por lo que el Falcon nro. 28 fue el mejor Ford (sexto)
a 52" 151. Séptimo Naza a más de un minuto, el último en completar los diez
giros. Los otros dos Ford: No largaron Icardo y el villaguayense Alejo Gauna.

Las cosas cambiarían para la segunda final. Icardo había reparado y el Ford
aurinegro se aprestaba para dar batalla. La grilla sin embargo, estuvo un tanto
raleada, con las ausencias de Peretti, Ollesch y Gauna.

Las dos novedades de la segunda final fueron el ataque de Patricio López, al
frente del pelotón, que seguía a los levemente cortados Serra y Dubs.

Y el cuarto puesto provisorio de Martín López, que por fin pareció enderezar
el rumbo, en otro fin de semana complicado. No duraría mucho.

Eso fue la primera vuelta. En la segunda, con estupor observamos que el que
largó último (Icardo) ya estaba quinto, habiendo dejado atrás a Joaquín Correa.

Las dos primeras vueltas, por el intercambio de posiciones de este pelotón,
sin duda fue lo mejor del fin de semana. Pato López alternó buenas con ma-
las, en la segunda pasada estaba quinto detrás de Correa, y con el malón
detrás. Icardo había pasado a ser cuarto (en menos de 9 km de carrera) y
Martín López había perdido gran parte de lo logrado en la vuelta inicial.

No fue el fin de semana soñado para Nazareno Carreras. Volverá a estar adelante, de eso estamos seguro.
Los usuarios de Ford van a reaccionar después de este doble cachetazo.



El Chevrolet de Julián Carmody pasó a marcha lenta, un anticipo del que
sería abandono en pocos kilómetros más.

Solitario era el andar del puntero Serra en el tercer giro. Más o menos cerca
(a un segundo y monedas) lo seguía Dubs. Patricio López oficiaba de "eslabón
perdido" porque estaba lejos de ellos y Matías Icardo a su vez estaba lejos de
él. Pero le venía descontando.

El espectáculo lo daban el quinto, sexto y séptimo andando juntos: Correa,
Carreras (en la mejor posición que ocupara durante todo el fin de semana) y
M. López, al parecer recuperado.

No se produjo el repunte del Ford negro, López lo dejó séptimo. Además el
paso era forzado, estaba claro que Naza no tenía máquina para estar en la pelea.

Si bien hubo una ilusión óptica en la cuarta, para la quinta pasada Alejandro
Serra no permitió que Yamil dubs le recorte la diferencia. No era amplia,
pero servía para comparar en andar de sendos Chevrolet.

Icardo ya estaba a la cola de P. López, y más atrás Correa pasaba solo, sin
sus dos perseguidores. Cristian Reverdito quedó séptimo. Mucho después
pasaría Carreras, envuelto en una nube de humo azul, producto del roce de la
trompa contra la goma.

El aceite en pista motivó en ingreso del A.S. a falta de cuatro giros. Contando
las máquinas pudimos a preciar que faltaba la de M. López, que reanudaría
pero se volvería a quedar, esta vez definitivamente.

Un giro permaneció la camioneta precediendo a los seis cilindros del TCL "B"
Serra, Dubs, Icardo (un campo al cuarto) P. López, Correa, Reverdito y Carreras,
que ya no humeaba.

Cuando salió el A.S. el Chevrolet de Serra no fue el mismo, comenzó a perder
terreno. Yamil Dubs  pasó a liderar en la octava vuelta. Icardo y Correa se
habían aprovechado de la falla en la planta motriz del Chevrolet 400 rojo.

Hasta Reverdito se encontró en plena recta principal con Serra a marcha lenta,
dudando en superarlo, seguramente cercionándose que no existiera bandera
amarilla, porque era increíble ver así al gran dominador.

En los dos últimos giros Icardo intentó acercarse a Dubs, que np había sacado
gran ventaja tras la bandera verde agitada que sigue al egreso del A.S.

El público se entusiasmó, pero a decir verdad ya era tarde para hazañas, Yamil
controló bien la diferencia y se llevó un merecido triunfo.

El detalle no menor de que apenas llegaron cinco máquinas no empaña este buen
arranque del TC del Litoral. Icardo y P. López completaron el podio. Correa
entró cuarto y Reverdito fue el mejor Ford, a más de 30 segundos del ganador.

Serra quedó sexto con 8 giros cumplidos, la misma cantidad que hizo Carreras,
pero el tiempo en que demoró Alejandro fue inferior al de Naza para la misma
distancia.


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Dossier:

¿A GUALEGUAYCHÚ NO LE INTERESA EL AUTÓDROMO?

No es para ofender a nadie, ni se trata de criticar a ese puñadito de quijotes que
pone todo de sí para presentar en condiciones dignas al predio. Simplemente,
hiere el corazón ir cada tanto al sur y comprobar que las obras son escasas, co-
mo si fuese el maquillaje de una vedette veterana que nadie se anima a decirle
que no está para más.

Disuelto el Auto Club y enmarañado en una eterna disputa jurídica o política
(porque no cuesta nada mover todos los resortes para lograr una expropiación)
entrar al autódromo de Gualeguaychú es como sumergirse en el túnel del tiempo.

¡Qué lejanos parecen aquellos tiempos en el que tres promotoras nos ofrecían
café "a piacere" y el intendente Bahillo cortaba las cintas! Pasó una década y
durante ellas aparecieron los baños, las duchas, la casilla para el que cuida,
el piso de cemento y el tinglado de la técnica, la torre de control, la reparación
de la cinta asfáltica que fuera hecha en el 2016 y...

La remoción del terreno, la construcción de "muñecos" de gomas atadas, el
arado de las camas de tierra, el corte del césped que impedía la visión... pero
no mucho más.

En este momento Gualeguaychú es la ciudad que más autos y pilotos le aporta
al automovilismo provincial, si sumamos a todos, de todas las categorías. Sin
embargo, recién está despertando que tiene un predio al cual podría sacarle el
jugo como "multieventos", ubicado no muy lejos de la ciudad y con ilumina-
ción como para seguirla de nochecita.

Nos gustaría que quede bien en claro que no tenemos nada en contra del Aero
Club ni de sus actividades. Al César lo que es del César y a Dios lo que es de
Dios.

Puede que algún día Gualeguaychú tenga problemas con el Carnaval del País,
capaz entonces, las autoridades (cansadas de escuchar que con los monolitos,
la Costanera, el Parque Unzué y el balneario Ñandubaysal no alcanza para
entretener a un turista ansioso) se fijen que mantener y modernizar un sitio
en el que se puedan desarrollar eventos con vehículos de alta velocidad, o
exposiciones relacionadas, puede llegar a ser un negocio redondo.

Mientras tanto vamos a seguir caminando por el patio de boxes con su riego
asfáltico deteriorado pues ya venció su vida útil, a la espera que en la
hermosa ciudad sureña surja un intendente amante de los fierros, o por lo
menos respetuoso de la comunidad deportiva fierrera (de más de 200
integrantes) que se ponga las pilas y le dedique al tema autódromo el
mismo tiempo que le dedicaba a ensayar los compases de la batucada.

Total, soñar no cuesta nada.


@AleSpizzirri






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