martes, 14 de noviembre de 2017

Provinciales: Agitado Premio Coronación sin nada que coronar

El último evento del año tuvo alternativas para todos los gustos. Se lo denomi-
nó "Gran Premio Coronación Miguel Ángel Rodríguez" en homenaje al periodis-
ta recientemente desaparecido, contando con el acompañamiento del público y
un clima decididamente estival, como para llevar reposeras y bronceador. Solo
le faltó ese escozor propio de las definiciones de los títulos, que ya contaban
con dueños el día anterior (sábado) uno de ellos decidido en la torre de control
(o "escritorio" dice el aficionado detrás del alambrado) lamentablemente.

Agustín Milera largando en el último cajón. A su lado su padre Rubén, que trabajó a destajo para recuperar el motor tras la 
insólita rotura del árbol de levas en la tanda de entrenamiento sabatino. Un sexto lugar con sabor especial.



Esto ocurrió el día anterior, en el que más tarde Eduardo Urcola se adjudicaría
el cetro del TC Pista -muy mesurado el victoriense en el festejo, como siempre-
tras una accidentada final en la que Mariano Moine embistiera a Raimundo Patat
en el intento de quitarle la vuelta, toque que definió todo al abandonar el de
María Grande con la suspensión delantera destrozada. El Torino, por su parte,
quedó muy dañado en la cola (ver fotos collage).

TC Pista

El triunfo en pista había sido para Juan Pablo Gallo, seguido por su hijo Juan
Sebastián, de regreso con la Chevy que demostró ser la más veloz en todo el
año de ese modelo de Chevrolet.

El cómodo tercer lugar de Urcola liquidó la contienda. Quedó entonces solamente
la pelea por el subcampeonato. Con los tiempos marcados en día anterior, salieron
a disputar la final clasificatoria. Previamente hubo una sola tanda de entrenamiento,
en la que salió Raimundo Patat, que trabajó a destajo para reparar los destrozos en
la cola del Torino. Sin embargo, no saldría a la del mediodía.

Elogiable también la labor del equipo Moine de María Grande, que recuperó las
dos suspensiones del Ford que había quedado "bizco" tras el encontronazo. La
previa del la gran final tuvo cierta dosis de suspenso, porque se fueron alternando
en la punta hasta que Juan P. Gallo se adueñó de la misma, a pesar de hacer larga-
do mucho más atrás. Esto sucedió en apenas un giro, tras el cual Urcola se afianzó
como cómodo escolta y Moine soportaba los embates de Carboni.

Del quinto lugar que ocupaba en la vuelta 2, Juan Sebastián Gallo fue descontando
hasta colocarse detrás de Moine. Este haciendo todo  lo posible por conservar el
tercer lugar, porque peleaba por el "2" (al que aspiraba también Carboni).

Una leve incursión por el borde de la pista más allá de los pianos retrasó a Carboni,
hasta que en la curva de noventa grados que precede a la última del circuito se
produjo otro extraño episodio en el que se vieron involucrados Mariano Moine y
Juanse Gallo.

Se fueron los dos a la cama y la carrera se detuvo con banderas amarillas, para
bajar la cuadriculada apenas completaron ese giro. Desde nuestra posición nos fue
imposible apreciar con claridad el incidente. Tampoco teníamos colaboradores en
esa curva como para recibir algún informe. La autoridad consultada nos explicó
que J. S. Gallo fue excluido porque frenó a destiempo e impactó contra la cola
del Ford nro. 4 (ver foto). El joven de Baradero no estaba feliz, y no pudo tomar
parte de la final, porque la sanción fue exclusión total de la prueba.

Insistimos, no apreciamos bien la maniobra. Llama poderosamente la atención la
diferencia de criterio entre comisariatos, porque vimos incidentes similares que
en su momento no tuvieron tan rigurosa sanción. Sin ir más lejos, el día anterior
Moine se llevó por delante a Patat, pero parece que está permitido pegarle en la
cola a esos molestos rezagados. Las autoridades dictaminaron que Patat hizo
una "maniobra peligrosa" que perjudicó a Moine y lo excluyeron de la final por
la novena fecha.

Quedó flotando la horrible sensación de una sentencia para dejar conforme a la
familia Moine. Para ser más claro, el Presidente de la categoría. Nos trajo a la
memoria el famoso incidente Piquet vs. Salazar en la "Otskurve" de Hockenheim.
Salvando las distancias, un veloz Brabham (el Ford de Moine) versus un auto
mucho más lento (el Torino de Patat, más allá de la infortunada maniobra del
"Yacaré" que se corrió para dar paso justo cuando se le tiraban) ¿Qué dijo en
su momento Bernie Ecclestone de la misma?

"Bah, fue una estupidez. Tenía varias rectas donde superarlo sin mayores
problemas ¿Porqué elegir superarlo en una curva?"

En nuestra humilde opinión, se desperdició un caso testigo para aplicar -si se
nos permite una expresión futbolística- "tarjeta a amarilla para dos". Hay que te-
ner la cabeza fría en estos casos y considerar que Moine no estaba en punta,
sino crucereando en un oscuro cuarto lugar.

Allí se empezó a desdibujar el Coronación, justamente en el momento en que el
victoriense Eduardo Urcola arribando escolta no dejó dudas de que la corona
había caído en buenas manos. Tercero Carboni, cuarto Juan P. Main, quinto Popy
Roullier en  lo mejor que hizo en mucho tiempo (a 14" 480 del ganador) y sexto
Sebastián Almada.

El riguroso clima, el ardor de la disputa o la impotencia de no poder terminar los
trabajos en la cola del Ford (muy dañado) le hicieron perder la cabeza a los del
equipo de Mariano Moine, que a último momento le colocaron el nro. 4 a la
Dodge de Jorge Solia -su compañero de equipo- y mandaron a pista al piloto de
María Grande para que se la juegue por el número "2", compitiendo de manera
absolutamente antirreglamentaria. Como Benny Hill con la botella de vino,
ni más ni menos "¡Zip!" cambiazo y a la pista.

Otro tema para pensar largo rato durante las vacaciones ¿Porqué no se le mostró
bandera negra si el solo hecho de cambiar de lugar el sensor lo colocaba en flagrante
infracción al reglamento? La final fue punteada por Urcola en la vuelta inicial, que
fue detenida con bandera de A.S. por una terrible carambola en la curva 1, que dejó
fuera de competencia a Juan Pablo Main, Sebastián Almada, Juan P. Gallo e
Hipólito Roullier.

Fue una verdadera burla al público que de los seis autos que quedaron en pista,
el que arribó escolta del contundente vencedor, Seba Carboni, haya girado nueve
vueltas sabiendo que estaba compitiendo con un "muletto" circunstancia no
permitida en el reglamento. Esperemos que esta "avivada" tenga su correlato en
una sanción disciplinaria acorde ¿o quedará impune, para el anecdotario de las
grandes metidas de pata del automovilismo provincial?

De este modo, Gabriel Maiztegui quedó segundo, tercero Roberto Main que penó
todo el día con una falla, cuarto Raimundo Patat con el premio justo a su esfuerzo
para poner en pista al Torino (hasta le pintó la parte enderezada a mazazos, un
detalle en el que nadie reparó). No hubo quinto porque Urcola se fue retrasando
desde que saliera de la pista el A.S. hasta abandonar. Un último y abrumador deta-
lle: la final solamente tuvo el mínimo reglamentario para otorgar puntos, nueve
vueltas. Si no fue un papelón, estuvo muy cerca.


LA FÓRMULA ENTRERRIANA TAMPOCO ESCAPÓ A LA POLÉMICA

No escapó a la polémica la Fórmula, que tuvo el mejor parque de la temporada (15)
pero la definición del torneo llegó antes de que se largara la final. No es grato tener
que admitirlo, pero el reproche de un espectador (un poco en broma, otro poco en
serio) resultó admisible:

"Pero che ¡este año tuvieron más sanciones que autos!"

Tras una peleada "final de sábado" (serie) tal vez la más entretenida del año, hasta
el momento de retirarnos del circuito a las 18, el ganador en pista había sido Iván
Percara, a tono como empezó y como terminaría el Coronación, con el dominio
absoluto del chajariense.

La única duda era un incidente en el opuesto, zona que desde nuestro punto de
observación -ya se ha dicho- no dominamos. Marco Veronesi se quejó al bajarse
de su máquina de un toque del ganador, queja que éste rechazó de plano.

El clasificador se demoró mucho más de lo previsto y en un primer momento
pareció que iba a ser desestimada, hasta que el piloto de Gualeguaychú se dirigió
a la torre a preguntar por la sanción que él entendía que debía recaerle a Iván (lo
acompañamos unos metros y pudimos conocer su punto de vista) confiado y
sosteniendo que para él, el campeonato ya tenía dueño. ("Ya está, no se qué están
esperando")

En efecto, el pontón del Ralt negro mostraba la marca de una rueda, aunque
desconocíamos la gravedad del suceso.

Grande fue la sorpresa el domingo cuando nos desayunamos con la novedad de
que el título había quedado en manos del gualeguaychuense. Título por otra parte
merecidísimo, porque ninguno tuvo la regularidad de Marco y ninguna otra máqui-
na la confiabilidad del Ralt- Audi motorizado por Guerini y atendido por el
Massei Team.

Como sucede en estos casos, consultamos a los espectadores directos, y hubo una
coincidencia: la sanción fue demasiado severa. Destacamos una ellas, la opinión
de un expiloto de TC850, que nos aseguró que la maniobra estuvo "totalmente mal
sancionada".

En definitiva la ganó Juan M. Percara, y Marco, el único presente de los primos
Veronesi, quedó cuarto delante del sancionado (4 puestos) Iván. Escolta Gabriel
Dalprá y tercero Gabriel Mouchet. Resultado que le alcanzó para festejar al ex
kartista y exboxeador. El primer campeón hijo de un campeón (Martín) de la
historia de la F.E.

Calmados los ánimos a la mañana siguiente hicieron una corta tanda de pruebas,
en la que al fin Agustín Milera pudo girar tras haberse perdido la clasificación y
la batería por la insólita rotura del árbol de levas del Mégane. Mucho debió traba-
jar su padre Rubén para lograr recuperar el motor. Partió último en la final y llegó
sexto, todo un premio que lo dejó dueño del "11" para el 2018.

La octava y última final del año fue para el ganador que faltaba, Iván Percara. El
chajariense estuvo cerca en varias oportunidades en el año, y no se le daba. En
esta final se tomó revancha y de paso demostró que era lejos, la mejor máquina
del fin de semana, mérito de su padre Héctor. Lejos de todos esta vez, se quedó
con el "2" y fue justicia.

En el podio lo acompañaron Máximo Pérez y el flamante campeón Veronesi. De
esta categoría haremos una nota aparte, con muchísimos más detalles.


OCTAVA DEL AÑO DE SIR JONATHAN, QUE SIEMPRE VA POR MÁS.

No por reiterado deja de ser meritorio, el notable triunfo de Jonathan Grinovero en
el TPE 1600, cuando ya se había consagrado y corría solo por el honor o para la
alegría de su equipo y allegados. Apremiado toda la final por Julián María Forclaz,
demostró hasta en los momentos más apremiantes un temple de acero.

Lo hizo de nuevo: clasificación, serie y final. Solo que tuvo a Forclaz como perro
de presa detrás, y eso aumenta el mérito. No perdió ritmo ni se dejó superar cuando
el uruguayense hizo sus mejores vueltas.

La carrera entonces, fue del tercero para atrás. Muy poco duró Sebastián Elola en
esa posición, abandonando "en simultáneo" con Gabriel Massei que retrocedió y
se despidió de toda chance también en la cuarta ronda.

Brian Dodera, la grata revelación de la temporada, capturó el tercer escalón del
podio y no lo dejó hasta la bandera a cuadros. Juan Palacio pretendió copiar el
ritmo de los cuatro de adelante, desistiendo prontamente para elaborar su propia
carrera, bien lejos del alcance de Octavio Pereyra.

Arriba izquierda, así quedó la llanta del Ford de Mariano Moine que retorció sendos brazos de suspensión delantera. Arriba derecha,
la cola del Torino de Patat que marró la trayectoria para darle paso a Mariano. Abajo izquierda, la llanta del Torino, ya sin el
neumático. Abajo derecha, el corrector se fue a pasear, porque el extremo del árbol de levas del Mégane de Aguistín Milera se
cortó. Creer o reventar.


Dodera fue el otro gran dueño de los aplausos, aunque perdiera el subcampeonato
por tan solo un punto con Gabriel Massei.

Por el sexto lugar sí hubo pelea, y cuando parecía que el veterano Eric Johnston
se iba a quedar con él, el Gol perdió rendimiento y comenzó a retroceder. Ahi fue
la revancha de Juan "Pecas" Alliaud, de muy buena labor todo el fin de semana
con el Fiat Uno, que en definitiva se quedó con el codiciado lugar de la cabeza del
pelotón.

Gastón Dubois entró séptimo en pista, tras una final en la que cayó dos veces en el
marcador, teniendo que remontar. Lo sancionaron con dos puestos por toque a Eric,
con lo que el séptimo fue Amílcar Sigot, octavo Johnston y recién noveno el de
Colonia Mabragaña.

El décimo lugar fue para otro que anduvo con altibajos (llegó a estar séptimo) el
local Agustín Picart con el hermoso Renault Clio que todavía está en pleno desarro-
llo y cuenta con la atención del mismo equipo de Fabricio Scatena en el TP.

Las dos restantes posiciones puntuables fueron para Sergio Sánchez y Axel Boujón,
este último recuperándose de un prematuro abandono en la serie sabatina. Párrafo
aparte para Dante Jumilla, que no logró completar al menos 12 giros como para
sumar los puntos del decimotercero. En la serie, el exrallista paranaense dio una
auténtica lección de manejo, hasta que por pura potencia lo pudieron superar,
cuando marchaba cuarto.

No hubo representantees concordienses en el Coronación. Además, el retornado
Daniel José Salvetti apenas alcanzó a dar una vuelta y fracción con el Gol que
estrenaba, entrando a boxes para no salir. Notorias ausencias también (19 autos
presentes) fueron las de Martín Bigatton, Julián Gottig y Valentín Romani.


TC 850: MIRAGLIO TENÍA UN AS EN LA MANGA

De las cinco finales que vimos, una vez más, TC 850 se llevó las palmas por el
mejor espectáculo de la jornada. Cuando creíamos haberlo visto todo, incluyendo
una espectacular remontada de Ramiro Albisu, que de pelear el séptimo puesto
con Sendros se fue deglutiendo a todo el pelotón para quedar en punta, en las
últimas dos curvas -como siempre sucede en Concepción- Rodrigo Miraglio
salió mejor armado, para ganar por una nada una batalla de exasperante definición.

La caja de sorpresas se abrió en la clasificación, que parecía quedar para Miraglio,
cuando salieron y Esteban "Tecla" Benítez clavó un crono imposible, bajando los
67 segundos para recorrer el más chico de los tres trazados del muy bien presentado
autódromo de "la Histórica".

No pudo mantenerse mucho tiempo adelante en la batería inicial el colonense, pues
"le declararon la guerra" desde la mismísima primera curva, como era de esperar.
Luciano Sendros nos ilusionó pasando al frente en la primera vuelta, aunque le duró
bien poco, Santiago Colomá parecía tener la clave para pasar al frente, y cuando lo
logró en la segunda vuelta, Benítez pasó a ser el perseguidor, sin poder superarlo.

Sendros cayó al cuarto puesto y se recuperó, finalizando a apenas 115 milésimas
del ganador y a tan solo 016 de Benítez, al que en vano trató de dejar atrás. Este
llegó a 099 de Colomá, en tanto Cisneros arribaba cuarto escalando desde el
fondo, a expensas de Eliseo Contardi que supo estar más adelante.

Con ayuda de una grúa, trasladan al Falcon de Moine el sábado, con las dos ruedas delanteras "mirando para diferentes
lados" (bizco) producto del terrible encontronazo con el rezagado Patat. Le faltó temple al piloto de María Grande el 
domingo, para entender que la lucha por el subcampeonato era una causa perdida. No pudo con su genio.


Más cerca del mediodía, con el sol apretando bastante ya, la segunda serie fue
también muy buena, pero sin la "pimienta" de la primera. Miraglio tardó muy po-
co en ponerse al frente, y Román Fontana, pese a su esfuerzo, no pudo ponerse
a tiro como para intentar mostrarle el auto. En otras palabras, Rodrigo pareció
tener ese "algo más" imprescindible para aspirar al triunfo, como Colomá en la
primera.

Se prendió el ya consagrado campeón Francisco Pízzola en determinado momen-
to, pero pronto quedó en evidencia que no tenía resto (como Sendros) para ir por
la punta. En definitiva, tras Miraglio y Fontana, arribó tercero Pizzola, cuarto
Albisu (récord de vuelta) todos en un segundo entre sí. Quinto Roly Ramat.

Nueve punteros tuvo la final, algo imposible de narrar. En una misma vuelta, pu-
do haber existido más de dos líderes, según el sector. Miraglio recuperó la punta
cuatro veces y Santiago Colomá tres. Se suele decir que la última curva es la
que define en Concepción del Uruguay (refiriéndose a la anteultima, de noventa
grados) cuando clavan los frenos tras la larguísima recta opuesta -la más larga
de todos los trazados entrerrianos- y se acomodan para hacer la última. Ahi fue
cuando perdió toda chance Colomá, quedando Albisu y Miraglio a la par.

¿Quién ganó? Miraglio, con claridad (374 milésimas a Albisu y 651 a Colomá).
Cuarto entró Esteban Benítez recuperándose, quinto Alejandro Cisneros y sexto
Pizzola, estos tres encerrados en siete décimas, a más de un segundo de los
tres líderes. En el caso de Cisneros, ratificando que tiene un don para definir en
los últimos metros, porque pocas vueltas antes estaba detrás de Sendros, que
impotente los miró desde muy cerca sin poder unirse a la batalla.

El cuarto mosquetero, del que nadie se acordará, fue Roman Fontana. Dos veces
en la punta, quedó fuera de toda posibilidad en un fatídico decimotercer giro. Fue
perdiendo posiciones, para terminar undécimo. El "top ten" fue completado con
Eliseo Contardi, Rolando Ramat y Fernando Fusaro.


Las teloneras

Por último, Citroen Competición mantuvo el suspenso hasta después de la serie,
en la que Lisandro González Barral quedó a solo un punto de la consagración.

La final fue ganada por el de Urdinarrain, Nicolás Grauberger. Lo escoltaron el
juvenil gualeguaychuense Nicolás Vera, y el veterano Jorge Bruzzoni, que dice
tener ganas de retirarse ¿Le creemos? El que confirmó que fue su última como
piloto es el actual preparador (y excampeón) Mario Delcausse, una figura
emblemática de la categoría.

Mario arribó séptimo detrás del "Tarta" Barello (4º), Iván Campostrini y Matías
Buschiazzo. ¿Lisandro? Arribó octavo, con lo que le alcanzó y sobró para ser
el campeón 2017. Para destacar una vez más, las 16 máquinas que presentó
Citroen Competición.

Cerró el evento la pintoresca Fórmula Renault Entrerriana

NOTA EN CURSO





2 comentarios:

  1. Ustedes relatan que Moine chocó a Patat y no hubo sanciones. ERROR !!!!! Curiosamente el sancionado Patat

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  2. Peor todavía señor anónimo, porque de ser así los que se quejaban del "intocable Moine" tendrían razón...

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