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Todavía quedan los ecos de la buena labor de José Luis Talermann en
las pruebas de Clasificación del Coronación de la Fórmula Entrerriana.
La misma fue por invitación de la dirigencia, para hacer una evaluación
con vistas a la F.E. Light que arrancaría esta temporada.
Más allá de el impresionante registro, queremos destacar un buen núme-
ro de detalles, para que el aficionado no se confunda, puesto que ni chasis
ni motor estaban encuadrados en el reglamento de nuestra categoría.
Posteriormente José Luis hizo declaraciones a la página oficial de su cate-
goría, evidenciado una sana identificación con la misma, pero también un
gran desconocimiento de la realidad de la F.E.
Porque como bien nos dijeron en su momento los más experimentados
protagonistas de nuestra F.E. "La inclusión de los Crespi sería un grave
error". Un tremendo paso atrás, en nuestra opinión, que de inmediato pa-
samos a fundamentar.
Primero, el motor preparado por Ramini tiene -amén de otro reglamento-
una determinada potencia, fruto de una década de experiencia en el mis-
mo. Con todo el respeto que nos merece Marcelo Sagardia, al "kit" de
inyección aún le falta mucho desarrollo. Eso se vió a las claras en el Dalla-
ra que tripuló Agustín Squarzon Mouchet, muy lejos de rendir lo msimo
que el impulsor de Talermann.
Pronto vamos a mostrar y detallar el Mégane-Clio de la F.E. Light tal co-
mo lució en el Coronación. Tampoco parece ser una gran idea la elección
de este motor como base, teneiendo en cuenta que el elegido sería de la
serie "K" es decir, sin camisas, por lo que en caso de desgaste habrá que
cambiar el block entero o rectificar. Ejem...¿será económico?
En lo único que se destacaba el Crespi era en el despeje, como apre-
ciamos en la toma. Un verdadero auto de Fórmula, sin el ridículo "alza-
miento" al que fueron sometidos por reglamento los chasis importados,
para de este modo quitarles rendimiento y "emparejarlos" con los "trein-
tañeros" Berta (excepto el Berta de González,que tiene 27 años).
La suspensión delantera de este "híbrido" que pergeñó Tulio Crespi (es
en realidad un viejo Tulia XXVI aggiornado) tiene reminiscencias con las
del Benetton B188 (1988-89) con el balacín y el conjunto espiral-amor-
tiguador colocados en posición horizontal "debajo de las piernas del pilo-
to" con una delgada "pull-rod" o barra de reacción, de acción invertida.
La suspensión trasera del Dallara tiene el mismo principio, pero como ya
lo analizamos, los amortiguadores están en posición vertical, delante de
la caja. En el Crespi asusta por el reducido tamaño, y la delgadez de la
barrita, que contrasta con la robusta barra anti-rolido.
Por otra parte, y esto no es poco a la hora de plantearse las relaciones
de caja, queremos destacar que el rodado de los neumáticos es mucho
menor -y más angosto- que en los F.E. y obviamente el compuesto era
otro. Mucho cuidado entonces a la hora de sacar conclusiones.
Al tiempo José Luis Talermann lo sacó viajando "colgado" en algunas
curvas (como la 1) desnudando claras limitaciones de tenida. Se lució
el concordiense en el dominio de su máquina, como se lo recalcamos
en las cabinas de Prensa, a donde se acercó "Puchito" para contarnos
de su viaje a Europa.
La explicación la encontramos fácil al ver unos minutos después la ve-
tusta suspensión trasera del Crespi, una solución que nos retrotrae a
los años `70, pero si hablamos de diseño mundial (F 1) a los años ´60!
Ni siquiera es progresiva, es directa y con masa flotante, lo que com-
parado con la tecnología de los importados ( y hasta de los Berta)
resulta una aberraxión.
Obsérvese los tensores longitudinales, que hace rato (Berta MK I)
no se ven por Entre Ríos. Lamentablemente, los del team Ramini
subieron al camión al Crespi a los pocos minutos de terminada la
tanda, sin darnos tiempo para analizar otros detalles. En especial lo
referente al motor.
En síntesis, por el lado de los chasis, hay claramente un retroceso
que en condiciones normales, resultaría tan grotesco como la clase
"B" del C.E. 850 compitiendo contra los clase "A", que le sacan una
vuelta al sexto giro, en Concordia.
Si a esto le sumamos un motor que por el momento no logra rendir
en plenitud, trayéndole "dolores de cabeza" a los pistones, l a combina-
ción sería decepcionante, salvo para el proveedor de estos vetustos
chasis.
Tampoco somos partidarios de los Tito que usa la F.Renault 2.0 pues
si no se puede trabajar con barras, amortiguadores y alerones ni rela-
ciones de caja diferentes ¿Qué aprendería un piloto joven?
Este tema lo seguiremos más adelante, pero queda claro que el Crespi,
o al menos este Crespi que vimos en el Coronación, está lejos de ser
el chasis "sencillo, barato y rendidor" que la dirigencia busca, como In-
diana Jones al Arca perdida.
El ingenio de la mecánica entrerriana se las arregla con lo que hay a ma-
no para reparar los importados. Tal vez porque no crean en "cantos de
sirenas"....
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