Un largo año sin la "Motores"

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A la hora del recuento, siempre tenemos algo o alguien que ya no está en-
tre nosotros. Cada cual tendrá su persona ausente ¿ Y por que no? aque-
lla mascota que hacía algo fuera de lugar en tiempo de Fiestas...

Pero en esta época del año, de plena recopilación de datos, cuando nos
dedicamos a la consulta de toda clase de archivos, incluyendo las revistas
(muchas de ellas apenas leídas por el vértigo del día a día en tiempos de
cierre de temporada) es cuando más añoramos a ese abanico de opinio-
nes que había, en la costa del río Uruguay.

Hacia fines del 2011 notamos, siendo el primero en recordárselos a los
colegas, que habían dejado de concurrir los hermanos Antonín a las com-
petencias.

Fue el paso previo a la desaparición de la revista "Motores entrerrianos"
que ocupaba un lugar preponderante entre las publicaciones que coleccio-
namos, como fuente en donde abrevar cada tanto.

Motivos lógicos de origen financiero, fueron los que obligaron a cantar
el "no va más" para una publicación que de entrada se caracterizó por la
calidad de su fotografía.

Tal vez el cachetazo de la desaparición física de su hermano y mentor de
la revista, no pudo ser asimilado por Rubén (foto) y Liliana antonín, jóve-
nes periodistas de Villa Elisa que ya conocíamos de una peblicación de
circulación urbana de Villa Elisa, que no recordamos el nombre, sólo que
estaba impresa en cuatro colores, predominando el azul en la tapa.

No hay modo de consolarse, "esa película ya la vimos" y nadie quiere
volver a "co - protagonizarla"...

Lo cierto es que Liliana pasó de nuevo a estar "detrás del alambrado" y
a Rubén, el hombre de la sonrisa imborrable, lo tenemos aún como el en-
cargado de Prensa del Karting Entrerriano, a Dios gracias.

Una lástima, justo cuando Antonín se iba soltando cada vez más con
sus agudos párrafos, capaces de sintetizar con una fina ironía lo ocurri-
do en pista, nos quedamos sin una "campana" más para "escuchar".

Igualmente, lo suyo fue sumamente valioso, y esperamos poder conven-
cerlos para que vuelvan, en el formato digital, algún día.

Ya lo sufrimos en carne propia al tener que dejar de irradiar el progra-
ma de radio, que iba por su quinto año consecutivo, en las puertas de
cumplir seis. A veces, con las buenas intenciones no basta.