sábado, 9 de septiembre de 2017

Adiós al hombre que trascendió las etiquetas

¿Habrá sido casualidad que cuando las máquinas de la Fórmula Entrerriana
estaban en las primeras vueltas de la final en Paraná, se haya apagado la
virtuosa vida de uno de los periodistas que más hizo por la categoría? Las
caras largas, los gestos entre los colegas, finalizada la actividad en el C.V.E.
el pasado domingo lo decían todo. No es lo nuestro escribir obituarios, ni
queremos que el lector interprete estas líneas como un homenaje, porque
en cualquiera de los casos, quedaríamos cortos.

     Don Miguel con su hijo Miguel Ignacio, quien lo sucede al frente de la revista Acelerando. Foto: Lucas Gauna.



Más aún. Repasar algunos hitos de este hombre extraordinario que nos deja-
ra físicamente, podría servirles a las generaciones actuales de estudiantes y
entusiastas del periodismo deportivo -en este último rubro se ruega colocar al
que esto escribe- como ejemplo, porque no todo es estudio, no todo es capital
inicial... en esta profesión hay que poner coraje, hay que poner garra, ganas...
muchas ganas. Y allí fue donde Miguel Ángel Rodríguez descolló.

Parafraseando lo que escribiera el colega Edgardo Perafán en ocasión del
fallecimiento de Héctor Bradanini, podríamos decir sin temor a equivocarnos:

"Hay hombres que pasan por la vida y no suelen dejar mucho. Otros, dejan un
poco: hijos, tal vez propiedades. Y hay también hombres que dejan una huella
indeleble..."

Nos tocó conocerlo cuando ya había escrito gran parte de su historia. Había
dejado el ciclismo, el deporte que lo tuvo como protagonista hasta que
cumplidos los 40 años, colgó la bicicleta amarilla, dándole a los más jóvenes
el lugar que se merecían.

Eran tiempos en los que un participante de San Salvador era visto de otra mane-
ra, siendo apenas un pueblo chico, un bastión arrocero alrededor de la estación
del tren.

Su otra pasión eran los fierros, y por aquellos tiempos, Villaguay era el epicentro,
en tanto crecía la importancia de la camada de dirigentes concepcioneros que
llevarían al automovilismo provincial a la hoy  denominada "época de oro".

Ahí, en pleno auge de nuestra "Fórmula 5" fue cuando hizo sus primeras armas,
en LT 27 La Voz del Montiel (Villaguay) transmitiendo ésta y la F6 de la costa del
Paraná, que tenía también una trascendencia enorme. Vale recordar que de ella
surgió Omar "Gurí" Martínez, por ejemplo. También lo hacía para LT 26 Radio
Nuevo Mundo de Colón.

Tanto viajar por la provincia le hizo tomar conciencia de que San Salvador no
contaba con voz propia, por lo que crea un programa en la emisora de la "Ciudad
de Encuentros" que se llamó "San Salvador en la Ruta del Progreso".

El éxito del programa lo convenció de que la "Capital del Arroz" debía tener un
órgano de prensa propio, para dejar de ser un "suelto" en los diarios de las
grandes ciudades, en las que pocas veces aparecía en primera plana.

Así es como fundó "La Semana" el semanario que fue extendiéndose a localidades
vecinas, y posteriormente fue reflejando la actualidad de localidades más lejanas.
Villaguay, Chajarí, Urdinarrain, Maciá, Federación, San Jaime de la Frontera,
Nogoyá... General Campos, Villa Elisa, Concordia, Colón, San José, Nogoyá y
un abanico de pequeñas localidades que en este momento no afloran en la memo-
ria.

En otras palabras, la semilla que plantó en mayo de 1980 germinó con un vigor
inusitado, pasando a ser la voz de miles de habitantes de la geografía entrerriana.

No conforme con tamaño suceso, en paralelo con la edición de "La Semana" editó
la revista "Aquí la Fórmula 6" que le otorgó un gran prestigio en el ambiente, a tal
punto que originó la hoy famosa revista "Acelerando" (el primer número vio la luz
en 1985) al principio como suplemento de "La Semana" y posteriormente, cortada
sola, como revista, a partir de 1993, cuando en una conocida imprenta de Concordia
se imprime el Anuario, en tres colores todavía.


A fin del presente año, "Acelerando" llegará a los 25 años de ininterrumpida edición.
Ni siquiera en la crisis de los años 2000-2001 dejó de salir, solamente espació la
tirada entre número y número. No es poca cosa.

Se suele escuchar que "una crisis es una oportunidad" y fue en esa época, en la que
más se lo necesitaba, cuando apareció otra de las creaciones del ingenioso "Don
Rodríguez" -como se lo conocía-  en el firmamento entrerriano: el suplemento
 "Nuestro Hombre de Campo" vocero de la actividad agropecuaria.

Miles de kilómetros recorridos, exposiciones, seminarios, congresos, conferencias,
etc. Por entonces ya contando con la inestimable colaboración de sus hijos Miguel
Ignacio y Fernando, a quienes supo transmitir toda su pasión y su impronta.

Tamaño despliegue periodístico tenía que tener un respaldo publicitario, obviamen-
te. Es así como nació, a manera de "dossier" del anterior, el suple "Agrupados
Provinciales" que en realidad fue extendiéndose a todo el litoral agroproductor,
que tiene anunciantes de Santa Fe, Córdoba, y más allá. Todo forjado en base al
prestigio que iba adquiriendo la empresa familiar "Multimedios La Semana".

La última creación, pocos años atrás, apuntó a la llamada "industria sin chimeneas".
El suplemento "Entre dos ríos" nació para promocionar las bondades turísticas de
nuestra bella y bien ponderada provincia.

Esto a manera de resumen de los 37 años de periodismo de don Miguel Ángel. No
toda la vida se es profesional de la prensa, por supuesto. Esta clase de personas,
a las que ahora llaman "emprendedores" no son de detenerse en alguna etiqueta
que la ciudadanía le suele adjudicar. Don Rodríguez fue mucho más que un hombre
de prensa.

Fue -entre otras tantas virtudes- un auténtico maestro, creador de trabajo genuino,
hombre generoso en dar la primera oportunidad a quienes ahora son periodistas
consagrados a su profesión, incluyendo entre ellos al autor de estas líneas.

Cada vez que se lo requirió para un suplemento dedicado, tuvo las dos manos
listas para pergeñar una "edición especial" para aniversarios o acontecimientos de
clubes o instituciones. Muy recordados son los que editó con motivo del Centenario y
el de los 125 años de San Salvador.

Su faceta de hombre público: uno de los principales gestores de la "Fiesta Nacional
del Arroz" o sus incursiones en política, llegando a presidir el Comité Departamental
de la Unión Cívica Radical.

Y por cierto, el lado menos conocido, el de esposo, padre de familia y en los últimos
tiempos, el menos agitado rol de abuelo, de esos de la mesa larga, de las anécdotas
respetuosamente escuchadas, a la antigua.

Nos dejó un domingo, mientras en Paraná rugían los motores de su amado automovilis-
mo provincial. Casualidad o destino -a gusto del lector- se fue un domingo al mediodía,
cuando en muchos hogares entrerrianos era la hora del asado, del reencuentro.

Los domingos en los que más disfrutaba de sus nietos, o de su otra pasión, el fútbol
(xeneixe cabal) ... en fin, para quien esto escribe, cerró sus ojos el pasado domingo
3 de septiembre un gigante del periodismo regional.

                                                    Algunos de los 218 números que lleva la revista, a razón de nueve ejemplares por año.



"Pinta tu aldea y serás universal" dijo un vate ruso alguna vez. Los sajones tienen un
famoso refrán para resumir lo que debe hacer un hombre en la vida. Miguel Ángel
Rodríguez plantó más de un árbol. Tuvo con Lydia, su compañera de toda la vida
cinco hijos, escribió suficientes páginas para completar cientos de libros, no uno.

El pasado lunes en el cementerio de San Salvador, este hombre inetiquetable encontró
su definitiva morada, tras el cortejo que lo acompañó en su último viaje. Las gotas de
lluvia caían perezosas. Cuidadosas pisadas de quienes acompañaron a sus familiares
con hondo pesar, evidenciaron fiel empeño por no alterar el conmovedor silencio.

Con un abrazo a sus deudos quisimos transmitir el mensaje de despedida, que en
silencio ensayamos antes de salir del camposanto:

"Descanse en paz, Don Rodríguez. Todos sus sueños, sus utopías, sus luchas... no
han sido en vano."


1 comentario:

  1. Muchas gracias por tus palabras, una caricia al alma, ante irreparable pérdida. Su hija. M.A.

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