La contracara del vigoroso arranque del karting AKAC fue el del
Turismo Pista 1400, con un raquítico parque y el triunfo de Agustín
Roncaglione solamente para los archivos, pues no logró reunir ni
siete autos como para entregar puntos. Tampoco la recientemente
creada Clase 1 logró la mínima cantidad, por lo que quedó flotando
en el ambiente una sensación de haber sido un arranque en falso.
Sin rivales. Dominio total de Agustín Roncaglione en la primera fecha de la alicaída TP 1400 C2.Es un tanto complicado explicar la causa. Un malentendido entre los
integrantes del equipo campeón (el Pierini Competición) y la comisión
directiva de la categoría, derivó en que no se puedan terminar a tiempo
los restantes autos, según la versión oficial.
Ahondando un poquitito más en el tema -disconformes por naturaleza
como somos- encontramos otras aristas, un poco más agudas y con el
fantasma de la desunión agazapado detrás de cada declaración. ¿Qué había
pasado? ¿En qué punto se habían desencontrado?
Aparentemente, un error de redacción provocó la reacción de la otra parte,
cuando en el reglamento aprobado por la FAE figuró una escala de puntos
que no era la que tenían acordada en charlas anteriores.
No es tema para tocar en esta nota porque los que nos leen semana a semana
conocen la postura de este editor. A medida que se asciende en los puestos
de una competencia, el premio (puntos) debería ser lo suficientemente "gran-
de" como para que el piloto decida arriesgar. Pero éste no era el caso porque
según las palabras del presidente de la categoría Gustavo Francois fue solo
un error del encargado de redactar la copia del reglamento que se envía a
la FAE para su aprobación a principios de año.
"No tenía sentido correr si los que van atrás van a sumar casi la misma
cantidad de puntos y si corriendo adelante vas a ganar tan poco. No
pude convencer a los muchachos para que se presenten. No querían
saber de nada. Arreglaron el reglamento, pero ya era muy tarde.
Imposible terminar los autos, menos todavía cuando ellos no están
convencidos de presentarse" - escuchamos una de las dos campanas.
También escuchamos a Francois, como obligan las buenas normas:
"Del reglamento técnico solo tocamos lo relativo a los pesos mínimos,
nada más. El reglamento deportivo ya lo teníamos informado a todos
desde el año pasado. Pasó que por un error salió mal impresa la
escala de puntos. Si ellos no terminaron los autos, no fue por una
cuestión reglamentaria. Corregimos el error, como pidieron" - nos
dijo Gustavo, sin ocultar un dejo de amargura porque un piloto del
equipo de Pierini se había dirigido a ellos de mala manera, como si
el error haya sido adrede.
Para resumir: Sin la presencia de los autos del equipo campeón, el más
numeroso de la categoría, perdemos todos. Se pierden recursos, se pierde
prestigio y se pierde el tiempo. En honor a esos once sacrificados pilotos,
es que vamos a intentar narrar lo visto en pista y en boxes.
La estrella de la jornada fue el Fiat Uno de Agustín Roncaglione, que
ahora cuenta con la "dirección técnica" de un veterano "hacedor de
campeones" como lo es don "Pocho" Peliquero. No son exactamente
compañeros de equipo con Daniel Peliquero, pero tampoco exactamente
enemigos porque en esta categoría todavía se conserva ese espíritu
"familiar" que tanto añoramos en el mal denominado "profesionalismo".
Roncaglione dominó de principio a fin, en un domingo en el que se
produjo el retorno de Walter Barbieri al volante y con Francois sobre
el Fiat Uno que corriera el uruguayo Renzo D'Acosta hasta el 2019. Las
normas de la pandemia impiden al sanducero "cruzar el charco" dos
veces consecutivas un mismo fin de semana. por lo que será baja
seguramente por toda esta temporada. Gustavo se volvió a subir
entonces al Fiat anaranjado y le costó bastante hacerlo andar como en
los no tan lejanos buenos tiempos (de la máquina, no del piloto).
La serie fue un trámite para el Fiat Uno del subcampeón 2019. Había
anunciado que estaba para ganar en las pruebas de clasificación (1'
06" 111) cuando en un rapto de inspiración pareció que Fernando
Roude tendría alguna posibilidad de inquietarlo (quedó a 127) y
Francois a 260 pareció haberle encontrado la vuelta al Fiat Uno,
aunque sabíamos que solamente se debía a su capacidad para llevar al
límite al auto (espectacular cuando estira los frenajes) y no tanto
porque su medio haya mejorado milagrosamente de la segunda tanda
de pruebas a la clásífica.
Muy poco entonces para contar de la serie, que para colmo de males
se encontró con el Duna amarillo de Peliquero entrando a boxes en la
vuelta previa. Los trabajos a contrarreloj de su reducido equipo tras
la rotura en la clasificación habían presentado un nuevo problema,
que le consumió tres vueltas reparar.
Roude no fue rival, eso se vio desde el principio. Es más, el tercero
Francois se le vino encima al final de la misma, sucediéndole lo mis-
mo al cuarto Barbieri, que de acosar a Francois pasó a ser acosado
por Scervino cuando las diferencias se alargaron, Con Roncaglione
totalmente escapado terminó una serie para el olvido.
En esas mismas posiciones pasaron luego de largada la final, con la
única variante que Roude imitaba el ritmo de Roncaglione, por lo que
estos dos se iban cortando del resto (Foto 2). El terceto siguiente era
perseguido por Peliquero, que no podía recortarles más
Se alteraron las posiciones en el trío que entretuvo a todos los presentes
en las primeras vueltas. Francisco Scervino le ganó bien a Barbieri el
cuarto lugar y puso la mira en Francois, el líder del pelotón. Esto sucedió
en la cuarta ronda.
No hubo cambio de posiciones en las tres siguientes. Roncaglione se le
fue a Roude y los integrantes del trío seguían cuidando la cuerda en los
frenajes, con el Fiat Uno de Francois haciendo fogonazos por el escape
cada vez que desaceleraba. Dentro de esta pobreza franciscana, para los
espectadores este fuego era como ver los artificiales de Hong Kong en
Navidad. Algo es algo.
Para graficar, la distancia desde el líder Roncaglione al trío se había
estirado hacia la vuelta 7 (mitad de carrera) hasta ser toda la recta
opuesta de ventaja, con Roude forzando el paso del Celta -motor Fiat-
para no perder contacto con el puntero.
Lo mejor que podía hacer Fernando era seguir su propio ritmo, Agustín
era inalcanzable. Pareció que nos "hiciera caso" porque en la vuelta
8 el líder se escapó sin remedio. La carrera ya tenía dueño.
Deformado en la lente porque se nos escapa rumbo a la vuelta previa. Walter Barbieri encontróLo que había que mirar era el terceto, porque el espectáculo que
brindaron fue todo lo bueno que se pudo apreciar de la final. Francois
defendiendo el puesto y frenando con lo justo, ayudándose con el
cóctel explosivo de los gases que entraban en combustión en la
desaceleración, sin amilanarse en ningún momento. ¡Una lección de
manejo de parte del excampeón! Cualquier cristiano se desmoralizaría
conduciendo una olla de pochoclos con ruedas como era el Fiat Uno
al llegar a la última curva del circuito.
Y eso no era todo, porque Barbieri y Scervino seguían con su "pasame
que te paso". En la octava vuelta, fallando una vez más su intento de
superar al aguerrido Francois, Scervino se abrió un poquito doblando
la última curva y por el hueco se le metió otra vez Barbieri.
Para no aburrirnos en la décima vuelta cerramos los ojos e imaginamos
que estábamos presenciando una de TC o del DTM donde los fogonazos
son habituales pero más extendidos en el tiempo, con éstos había que
rezar para que no se le resienta a Francois el motor. Así y todo el
nacido en San Luis se las ingeniaba para controlar a Barbieri, muy ocupa-
do en esta vuelta para no dejarle resquicio por la cuerda a Scervino.
Estabilizó la diferencia Roncaglione a partir de la undécima vuelta. En
vano se abrigó la esperanza de algún aditamiento adicional que levante
de la monotonía a esta final. Vinieron sí, pero no en la punta.
En el lejano trío, las consecuencias de tanto encendido en falso en el
motor de Francois se iban a empezar a sentir. Ese ruido metálico,
mezcla de martillo de fragua con petardo que se oía en cada uno de los
"metralleos" del Fiat Uno, iban a cobrarse un precio muy alto y todos
lo sabíamos (en un motor estándar debería significar falla segura).
Fue notable la defensa de Francois ante el ataque de Barbieri, que con
un mejor radio de giro en la antepenúltima vuelta pasó a encabezar el trío.
El excampeón estaba indefenso. A falta de dos vueltas, el perseverante
Peliquero había logrado tomar contacto con ellos y formar un nuevo
trío. Trío, no cuarteto porque Barbieri había establecido una pequeña
luz para ponerse a salvo del resto.
Así llegamos a la ultima vuelta, la vuelta feliz para Roncaglione
que tendría su premio de bandera a cuadros agitada al finalizar y
vuelta de la calamidad para Francois, que perdió dos puestos. Y
para Scervino, que perdió el cuarto lugar en la planilla con Daniel
Peliquero porque le aplicaron cinco segundos de recargo por falsa
largada.
Esto es todo lo sucedido con la ahora denominada Clase 2, que es
el mismo 1400 de siempre, porque la clase 1 admite motores de
1100, aunque en esta oportunidad dos se presentaron con Fiat 600
con motor 850. Haremos un pequeño repaso de lo visto en este
"retorno a la belle époque" que dejó sensaciones encontradas.
Se preparó durante mucho tiempo. No fue el debut soñado para Hernán Conrado peroPrimero porque debieron haber corrido juntas, de esta manera las
dos hubiesen encontrado sustento legal (a medias) para otorgar
puntaje. Es cierto, corrían a 12 vueltas pero eso no debería ser
problema cuando se posee cronometraje por sensor. En la vuelta 13
de los punteros los Fiat 128 se mandaban a boxes y a otra cosa.
Segundo, porque antes de lanzar una divisional deberían haberse
tomado los recaudos como para poner en la grilla unas ocho o
nueve unidades como mínimo. Sacar a toda costa los venerables
"fititos" y 128 de una época que nunca volverá, solamente
podría servir para que los detractores de la categoría -que en esta
ciudad siempre los hubo y los habrá- se sientan complacidos de
ver el fracaso de un enésimo intento.
Es para valorar, para agradecer y sacarse el sombrero que traigan
desde Sauce de Luna un Fiat 600 que todavía conserva la pintura
de su última participación en el TZ 850 (Velázquez) o que pongan en
marcha esforzadamente el Fiat 600 que alguna vez. -allá lejos y
hace tiempo- José Rolón supo hacer campeón en la misma categoría
del norte entrerriano y sur de Corrientes (Hernán Corrado) aunque
sinceramente están más para un desfile evocativo con los colores
originales como saben hacer los ingleses que como para correr.
Esa idea, la nostalgia que nos subyuga el verlos, más todavía cuando
salía a la pista el Fiat 128 celeste con Silvio Kloss al volante, se
refuerza mucho más. En una de esas tenerlo a Julito Predolini en un
desfile de autos históricos de la "Copa Turismo Standard" era tan
letal para el corazón como ver y oír girar a estos cinco esforzados
aprendices de pilotos (Velázquez no).
El Fiat 600 era el único que sonaba como un verdadero auto de
carreras y no como un auto de calle maltratado. Javier Cuenca y
Silvio Kloss tenían buen rendimiento pero por supuesto escaso
ritmo. En la serie se impuso Kloss usufructuando su mayor
experiencia, como piloto titular y como invitado, ante el ecléctico
ritmo de Cuenca, que en la final ya no tuvo problemas ni distracciones.
En las dos, el lentísimo andar de Callorda nos hizo temer que se le
pusiera bandera negra, que hubiese correspondido de no ser que apenas
eran 5 autos y no ponía en riesgo a nadie con su parsimonioso andar
(más lento que un kart) alejándose demasiado de lo que se entiende
por un auto de carreras. Todos lo felicitaron una vez terminada la
final, por el valor para presentarse a correr y por la vergüenza deportiva
que puso de manifiesto al seguir con semejante artefacto en pista.
Pero ¿aprende a correr un piloto en estas circunstancias? Es para
pensarlo ¿no?
Causa bronca e impotencia, por ahora los agoreros van ganando, la
clase 1 empezó con un heterogéneo parque que hace impredecible
su futuro. Si hubiesen hecho una monomarca a la que la misma
categoría le proporcione (alquile) el motor 1100 capaz se prendían
más chicos que quieren probarse, sacarse las dudas de si tienen
condiciones para este rudo y costosísimo deporte. ¡Quién sabe!
Hablar es fácil, hacer resurgir una categoría... harto difícil.
Nos alegra tener de nuevo en la "familia"a Silvio Kloss porque nunca dudamos de susTP 1400 - Clase 1 - Fecha 1 - domingo 11 abril 2021
Serie Final a 12 giros= 24,96 km
1º Kloss Javier Cuenca Fiat 128
2º Cuenca Silvio Kloss Fiat 128
3º Conrado José Velázquez Fiat 600
4º Velázquez Alberto Callorda Fiat 128
5º Callorda Hernán Conrado Fiat 600 (ab.)
Pole position: Kloss. 1' 19" 097
Récord de vuelta de la serie: Kloss, 1' 17" 603
Récord de vuelta de la final: Kloss 1' 16" 586 a 97, 722 km/h
TP 1400 - Primera fecha- Concordia - 11/4/21
Serie a 6 vueltas FINAL a 15 vueltas= 31,20 km
1º Roncaglione Agustín Roncaglione Fiat Uno
2º Roude Fernando Roude Suzuki Fun
3º Francois Walter Barbieri Fiat Palio
4º Barbieri Daniel Peliquero Fiat Duna
5º Scervino Francisco Scervino Fiat Uno
6º Peliquero (ab.) Gustavo Francois Fiat Uno
Notificaciones: Auto nro. 6 (Scervino) penalizado con 5 segundos por falsa largada.
Pole position: Roncaglione, 1' 06" 111
Récord de vuelta de la serie: Francois, 1' 05" 622
Récord de vuelta de la final, Roude 1' 05" 372 a 114, 544 km/h (el mejor
registro de toda la jornada)
@AleSpizzirri (producción integral)
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