miércoles, 28 de agosto de 2013

La violencia debe ser erradicada de nuestros Autódromos

Esta vez vamos a decirlo con claridad. Para que nadie haga segundas lectu-
ras o asociaciones indebidas de nuestras palabras. Cuando el periodista to-
ma un micrófono o se sienta ante el teclado, pasa a ser un sujeto público.
Y debe observar, por supuesto una conducta acorde. Como más de una
vez hemos dicho, no somos lo únicos. Es decir, no sólo a quienes abraza-
mos esta profesión nos caben las generales de la ley. Tácita o escrita.



Cada actor en la sociedad tiene su rol, y normas de ética a las que ajustar-
se. Trasladada esta certeza al deporte, encontramos diferentes responsabili-
dades. Parace banal lo que estamos expresando, como en una clase de la
secundaria ¿no? Lamentablemente, no dejan de ser útiles aquellas clases
teóricas y aburridas cuando se tiene buena memoria.

Disculpará el lector tanto preámbulo, pero lo ocurrido en el Autódromo de
Gualeguaychú el pasado domingo 21 de julio es un suceso que no se pue-
de, es más no se debe, pasar por alto.

UN POCO DE HISTORIA

El tema empezó así. Todos sabemos de la desproporcionada seguidilla de
vuelcos en el Autódromo sureño. Y del petitorio de los pilotos al presidente
de su categoría (Sr. Orlando Giorgio, en esta humilde Hoja hablamos con
nombre y apellido)  para no volver a disputar competencias en ese escenario.

A posteriori, el esfuerzo vano de la dirigencia del A.C.G. por corregir un des-
nivel existente en las cercanías de la curva 1. Y de la "cortés invitación" (di-
gámoslo así) a 3 pilotos uruguayenses de TPE 1600 para girar y dar su opi-
nión al respecto.

El "pecado" de Ricardo Moreno, el colega de "Mundo Tuerca,net" al que es-
tamos haciendo referencia en estas líneas, fue haber contado que un alto diri-
gente reprochó a viva voz y en modales poco ajustados al alto cargo que
ejerce, a los pilotos por haber firmado el petitorio de marras.

Moreno no lo inventó, el hecho existió, y el deber del periodista es documen-
tarlo  En nuestro caso, lo reprodujimos oportunamente, y además, recibi-
mos un mensaje de Twitter confirmándolo (ver reproducción más abajo).

UNA LAMENTABLE Y TODAVÍA IMPUNE AGRESIÓN

¿Qué sucedió ese 21 de julio? Lo vamos a narrar con todo detalle. Recuerde
el lector que ese día, la ciudad de Gualeguaychú estaba totalmente convulsio-
nada. Un equipo (Juventud Unida) estaba a un paso de ascender al "Argentino
A" . La escasa concurrencia de público se debió a ello, más que a la baja tem-
peratura y el fuerte viento que dificultaba hasta la respiración esa tarde.

Ricardo Moreno estaba haciendo su trabajo habitual, transmitir el evento, con
el equipo reducido por las razones ya citadas, haciendo a la vez de relator y
reportero. Sorpresivamente, cuando se encontraba en el recinto de parque
cerrado haciendo un reportaje, fue encarado de manera poco cordial por el
Pdte. de TC del Litoral, Héctor Fiorotto, que le solicita "la credencial del
Auto Club Gualeguaychú (A.C.G.) para poder permanecer en ese lugar."

Moreno -como cualquiera de nosotros los periodistas acreditados ante la
F.A.E,- le responde que teniendo visible la credencial de la entidad madre,
no pueden echarlo del lugar.

La discusión no escaló, porque abruptamente, el dirigente agredió de pala-
bra y le asestó un puñetazo al colega, que se encontraba en funciones, con
una mano sosteniendo el micrófino y la otra el handy.

No salió de una mente imaginativa, ni de un filme de gángsters. Esto ocurrió,.
Y para que sea posible, el agresor bajó del vehículo que tenía a cargo (el
pace-car, nada menos) y se dirigió a parque cerrado. Es decir, fue un hecho
deliberado, no casual.

Y con el agravante que el personal de "Seguridad" (gente extraña que nadie
concoe y a nadie conocen, motivo por el cual este cronista se privó de in-
gresar al recinto esa tarde) no intervino, no calmó los ánimos ¿Porqué no?
¿Porque fue contratada ex-profeso tal vez? ¿Para que miren para otro lado?

No terminaron allí los desvaríos. Cumpliendo con su amenaza (narra Ricardo
en una nota el pasado 21 de agosto al cumplirse un mes) el mismo dirigente
abandona la camioneta, se dirige al recinto y vuelve a agredir del mismo mo-
do a Moreno.

La primera vez, El colega -que también escribe para el dario "El Día" y para
la revista "Hombres & Máquinas"- pidió ingresar en la ambulancia, para hacer-
se revisar la vista. A la segunda agresión, lógicamentte, decidió cortar la trans-
misión, a la que dicho sea de paso le quedaban los minutos contados, por el
trascendental partido de fútbol.

2

A propósito, como detalle adicional, esa fría mañana en Gualeguaychú pasa-
mos por el kiosco de siempre, en Av. Artigas, a comprar el periódico, para
comprobar la nula mención a la carrera en un matutino de esa ciudad. Fue
así, no existió, por más que se nos haya objetado el comentario de aquella
final.

TENEMOS DOS OBJECIONES

Primero:. Tras la nota que Moreno enviara a la F.A.E. de cuya recepción se
cumple un mes, la entidad madre no volvió a hacer referencia a los hechos.
Es más, el Sr. Fiorotto estuvo en el Autódromo de Concordia en su "funcio-
nes", aunque no pudo evitar el papelón que hizo T.C.L.

(En cuanto a Ricardo Moreno)
La mayoría de los colegas le expresó su solidaridad, No faltaron opiniones, a
las que por razones democráticas todos estamos obligados a escuchar,
y este escriba también, por supuesto, referidas a cuestiones personales y una
supuesta "traición" (por ser gualeguaychuense y no defender a ultranza a "su"
Autódromo) sin que falte aquella que justifique el ataque, lo que ya resulta
inaceptable, reñido con los más elementales códigos de la convivencia humana.

Duele, lastima, este silencio cómplice de quienes deben velar para que estos
hechos no ocurran dentro de nuestro automovilismo amateur. La violencia
debe ser erradicada del automovilismo entrerriano.

Y cuando afirmamos esto, somos conscientes que tal vez los estatutos de al-
gunas instituciones no contemplen una situación de esta naturaleza, lo que a
todas luces es una injusticia.

Cuando un piloto, o el concurrente de un piloto agrede (de palabra) se lo san-
ciona. Cuando agreden físicamente, se lo suspende, aplicándole todo el rigor.
Ahora bien ¿Y cuando el que agrede es un dirigente?

Siempre lo hemos sostenido. Esté o no esté en funciones propias, cada
dirigente tiene que observar elementales normas de conducta, porque es el
referente de una institución, Máxime con las características sui géneris de
la dirigencia deportiva entrerriana, donde -por los años  de permanencia en
el cargo- la asociación que hace la gente entre persona-institución es auto-
mática, inmediata, directa (éste es otro tema).


Segundo: Y ya que estamos hablando de estatutos y ética, tenemos otra
objeción, digna de ser revisada en el receso por las máximas autoridades de
nuestro automovilismo.

¿Cuál es la razón por la cual se le permita a una misma persona ocupar dos
cargos de disímil rango en dos instituciones diferentes? No es una cuestión
semántica, algún día habrá que "deslindar responsabilidades" en algún caso
judicial, y nos encontraremos en la diatriba, porque más de uno sería juez
y parte. Está claro que ninguna ley se lo prohíbe. Pero, desde el punto de
vista ético...(*)

¡Cuidado! Que nadie se ofenda...a todos nos gusta ese fanático que integra
una comisión directiva como vocal, es secretario de otra, y además corta el
pasto, pinta los pianitos, arme los muñecos de goma, etc. El pintoresco "hom-
bre- orquesta" tan nuestro y entrañable...en las buenas.

Abramos el paragüas, porque por ahí podría venir una mala. Y entonces, co-
mo en este lamentable caso, necesitemos sacarnos una duda. ¿A quién
representaba el Sr. Fiorotto al momento de la agresión, al A.C.G. o a la
Asoc. TC del Litoral? ¿A cuál de las dos habrá mancillado más? ¿Cuál de
las dos va ha hacerse cargo de sus arrebatos? En caso de lesiones severas,
demanda etc. ¿Cuál de las dos se haría cargo de los gastos?

Les dejamos la duda, y la absoluta libertad de opinión a nuestros lectores.
No nos une ninguna otra cosa que el respeto por un colega -con el cual bien
que podríamos tener coincidencias y disidencias- ni tampoco queremos des-
prestigiar ni al A.C.G. ni a una categoría que bien ganado tiene su lugar en
el corazón del aficionado entrerriano.

Simplemente, queríamos poner las cosas en el lugar, repudiando como es
de rigor en estos casos, los hechos de violencia. Cuando Ud. lea en un
comunicado "los hechos de público conocimiento" ahora sabe a qué se
refieren, exactamente.

¿Quién se beneficia ocultando la verdad?



Nota: (*) recuerde el lector nuestras reflexiones el año pasado cuando
              el caso de la sanción deportiva a Gabriel Massei, en ocasión
              que éste, a nuestro entender estaba representando a una insti-
              tución, la A.P.P.y P.F.E. y no a sí mismo.





Foto 1 : El misteriosos cartel en la última fecha en Gualeguaychú.
             Crédito de la imagen :Gonzalo Elizalde.

Foto 2 : Ricardo Moreno, en funciones en el talud, a pocos metros
             de la ubicación habitual de este escriba.


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