Sin embargo, a la fiesta del domingo le faltó algo. No la frutilla del postre,
ni el postre mismo. Una fracción grande, el cuarto protagonista, los moto-
res más potentes de la provincia, nada menos.
Sucedió que al reunir sólo 7 máquinas (el mínimo que el reglamento exige
para otorgar puntos) se estaba al borde del abismo. Una sola que rompie-
ra y la competencia no otorgaría puntaje -si se hiciera- o bien directamen-
te había que empacar y volverse, que es lo que se hizo.
No atenuemos esta dolorosa circunstancia, en términos comerciales, de
oferta (categorías) y demanda (público) esto se llama fraude. Porque
una vez vendidas las entradas no se puede devolver la cuarta parte.
Lo malo es que no es la primera vez que pasa. Ocurrió el año pasado,
en Gualeguaychú. Y el temor a que esto se convierta en (mala) costumbre
está instalado. Esto es así, y aquí no hay vaso "medio lleno" para mirar,
como algunos pretenden. No hubo vaso, directamente.
Es absolutamente humano, comprensible el despiste de Luis Romero, que
al romper privó a la jornada de contar con TC del Litoral. Por el alto costo
que significa movilizarse más de 200 kmts. hasta esta ciudad, se pudieron
haber tomado ciertos recaudos.
Una sola vez les falló a los dirigentes (organizadores) de T.C.L. la gente
del Turismo 1400 Std. Fue hace poco, por una razón de papeles en uno
de los retenes de Gendarmería, por un block cuyo número de serie no
coincidía con el resto de los certificados presentados (error burocático
muy común entre los preparadores, que arman ahora y se fijan que pusie-
ron después, si el motor funciona) pero fue un caso aislado.
Seguramente este tema será objeto de largas deliberaciones en el seno
de la Comisión Directiva de la categoría. Por una razón de estadísticas,
nada más vamos a citar a los siete que estuvieron presentes en la maña-
na del domingo:
Juan M. Farabello, Carlos Arbelo (foto de portada) Luis M. Romero,
Martín Fiorotto, Emiliano Blanc, Jorge Faiad y Mariano Peretti (foto 2)
Para la dirigencia, todo se arreglará con una doble final en Gualeguaychú,
Pero para la pérdida de credibilidad ante el público presente, no hay
vuelta atrás.
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